Durante las últimas décadas hemos visto
cómo la pobreza en el mundo se ha reducido, tan sólo en los últimos 25 años más
de 1.000 millones de personas escaparon de la pobreza extrema. Sin embargo,
sigue afectando a más de 700 millones de personas y en algunas regiones cómo el
África, hay más personas viviendo en condiciones de pobreza extrema hoy, que en
la década de los 90.
Pero, ¿Cómo podemos erradicar la
pobreza? ¿Qué papel juegan los organismos internacionales y la ayuda al
desarrollo? ¿Son las ONGs una solución?
En este análisis vamos a responder a
todas estas preguntas y también te vamos a comentar un nuevo tipo de iniciativa
que puede llegar a resultar clave para acabar con la pobreza: “el
emprendimiento social”. En concreto vamos a presentar el caso de MICROWD
Muchos políticos y medios de comunicación de gran éxito comparten una
premisa: no permitir nunca, bajo ningún concepto y en ninguna circunstancia,
que la verdad estropee un buen titular, eso es lo que, por ejemplo, casi
siempre ocurre cuando se habla de pobreza y de otros muchos retos sociales.
Realmente no importa mucho el tema, ni tampoco cuál sea la realidad. Si
tuviéramos que fiarnos exclusivamente de las consignas más habituales que
escuchamos por aquí y por allá, en la televisión, en boca de nuestros políticos
o en el Whatsapp, podríamos llegar a tener la sensación de que nuestro mundo se
está yendo a pique y es que tenemos mejor acceso a las noticias y a la
comunicación que nunca, además los medios venden solo las malas noticias, los
desastres y las tragedias no son algo nuevo.
Todo esto hace que nos dé la impresión de que esos horrores son más
frecuentes de lo que eran, pero con este análisis quiero comentar algo
positivo. En esta ocasión quiero poner sobre la mesa un enfoque completamente
diferente: una estrategia nueva para combatir la pobreza y muchos de los retos
sociales a los que nos enfrentaremos durante las próximas décadas.
Durante las últimas décadas hemos visto cómo la pobreza en el mundo se
ha reducido, tan sólo en los últimos 25 años más de 1,000 millones de personas
escaparon de la pobreza extrema. Eso ha hecho que según los últimos datos del
Banco Mundial el porcentaje de la humanidad que aún vive en situación de
extrema pobreza pase de casi el 40% de la población a poco más del 8%. Todo en
25 años; las cosas van tan bien que por primera vez en toda la historia de la
humanidad la mayor parte de la población ya no es pobre. Pero, un momento, que
estos sean mejores números que la hoja de resultados de cualquier empresa no
quiere decir, ni que esté todo bien, ni que esté todo ya hecho.
Es evidente que en el mundo aún hay mucha pobreza. ¿Cuánta? Pues, según
estadísticas del banco mundial, es algo más del 8% de la humanidad que vive en
la extrema pobreza, implica que más de 600 millones de personas al día de hoy
que aún no tienen garantizada ni siquiera una alimentación básica. Aunque el
porcentaje de pobreza extrema se ha reducido, el incremento tan grande de la
población que ha experimentado el continente africano ha hecho que en números
absolutos la situación sea exactamente la contraria. Para que se hagan una
idea; hoy hay 150 millones de personas más en pobreza extrema que en 1990. Así
que la pregunta es... ¿Cómo podemos superar esta situación? ¿Cómo lograr
erradicar la extrema pobreza del mundo?
Justo aquí es donde aparecen algunos de los grandes errores que hemos
cometido. Cosas que siempre te han contado, estrategias que has dado por hecho
y que sin embargo puede que no sirvan para nada. Seguramente habrás escuchado
que la culpa de la pobreza lo tienen los países ricos, porque no gastan lo
suficiente en ayuda al tercer mundo.
Estoy seguro de que no ha sido una, ni dos, ni tres, sino un montón las
veces que has escuchado esta idea. Pero, es importante saber cuánto se invierte
o se gasta en estas iniciativas. Verán, en el año 1960 se creó el Comité de
Ayuda al Desarrollo, un organismo que forma a su vez parte de la OCDE, también
conocido como el club de los países desarrollados; este Comité de Ayuda al
Desarrollo está compuesto por 30 integrantes, cada año estos países destinan a “la
ayuda para el desarrollo” casi 150 mil millones de dólares; 1,3 billones de
dólares tan sólo en la última década.
Para tener una idea de este aporte, o lo que supone esta cifra, es
compararla con el Plan de Asistencia más famoso de todos los tiempos, el Plan
para la Reconstrucción Europea, popularmente conocido como el Plan Marshall.
El programa de ayuda que Estados Unidos puso en marcha tras la Segunda
Guerra Mundial para apoyar la reconstrucción de Europa que fue aproximadamente
100 mil millones de dólares, dólares de hoy, obviamente actualizados. Es decir,
cada año los países más ricos destinan 1,5 veces todo el plan Marshall en ayuda
a los países en vía de desarrollo. La región que más fondos recibe con mucha
diferencia es África, pero lamentablemente está ayuda no ha tenido nada que ver
con el incipiente desarrollo que algunos países de esta región están logrando.
Para muchos economistas, la idea de que la ayuda puede aliviar la
pobreza sistémica es un mito, es más opinan que la ayuda es un desastre
económico, político y humanitario sin precedentes para la mayor parte del mundo
en desarrollo; pero… ¿Por qué ocurre esto?; veamos, los gobiernos de los países
ricos y los organismos internacionales como la ONU o el Banco Mundial pueden
financiar la construcción de una escuela o de un pozo y todo esto está bien,
pero el problema es que no crea actividad económica sostenible ni tampoco
capacita a los países para gestionar, administrar y financiar esas
infraestructuras.
Cuando el dinero se termina (dinero que por supuesto en muchos casos
termina en las cuentas corrientes de todo tipo de corruptos y dictadores), la
aventura llega a su fin. No hay más empresas, más comercio ni más empleos que
sean realmente competitivos. Lo más que puede quedar es alguna especie de
escuela dónde los profesores quizás a duras penas sepan leer. Todo esto por no
hablar de la competencia desleal que la cooperación supone para muchas empresas
locales o el gasto que le genera, por ejemplo, en mantenimiento de
infraestructuras improductivas, a gobiernos que difícilmente pueden hacerle
frente.
Por eso cada vez son más los expertos que defienden que la ayuda social
al desarrollo, así como se viene dando, no sirve. No es un problema de gastar
mucho o de gastar poco, además de toda la ayuda gubernamental, los países ricos
también envían cada año miles y miles, decenas de miles de millones a los
países más pobres a través de contribuciones que los propios ciudadanos hacen a
un montón de ONGs, y obviamente eso está muy bien, debemos reconocer que hay muchas
ONGs que hacen una labor increíble, necesaria, imprescindible para paliar
situaciones que son terribles. El problema que a la hora de sacar
permanentemente a gente de la pobreza tienen los mismos problemas que la Ayuda
Gubernamental. Simplemente ese no es su campo de acción. Y si lo pensamos por un
momento, es lógico. La labor de las ONGs es imprescindible para prestar
servicios médicos, ayudar en caso de catástrofes, garantizar la educación de
muchos niños, etc. Pero todo ese trabajo hay que complementarlo con otras
iniciativas para lograr que un país escape de la pobreza. En el caso de África,
por ejemplo, se necesita no solo ayuda sino también empleos.
¿Cómo conseguimos todos esos empleos que hacen falta?, pues aquí la
evidencia empírica es clara, hace falta capital, sobre todo, capital dedicado a
elevar la productividad. Es decir, ¡inversión!; empresas, máquinas,
herramientas, tecnología, redes de comunicación, etc. Los países ricos no son
ricos porque sí, son ricos porque tienen mucho más capital trabajando para
ellos.
¿Quién creen ustedes que va estar dispuesto a invertir en sociedades tan
pobres o en países con tantas carencias institucionales?; si no hay mercado, no
hay infraestructuras, no hay trabajadores cualificados y ni siquiera puedes
confiar en el gobierno. Eso es lo que se conoce como la trampa de la pobreza y
es lo que impide que muchas sociedades salgan adelante, es una especie de
círculo vicioso. Es aquí donde este análisis propone un punto de partida.
¿Han escuchado alguna vez hablar del emprendimiento social?, aquí puede
estar una de las claves para derrotar a la pobreza. Para poder explicar mejor a
qué se refiere el emprendimiento social, hemos tomado como ejemplo el caso de
MICROWD. Una empresa social es donde la rentabilidad se complementa con otros
objetivos sociales. Los beneficios por sí mismos no son la única meta. Aunque
eso sí, a diferencia de las ONGs aquí la rentabilidad es algo fundamental.
Temas relacionados a Capitales y competitividad, son imprescindibles; si esto realmente
sacara a gente de la pobreza hay que lograr integrarles en el sistema
económico, no buscar dejarles fuera.
El caso es que hay empresas sociales de todos los tipos, desde las que
se centran en crear trabajos para personas con alguna minusvalía, hasta las que
luchan por preservar el medio ambiente o también las que luchan contra la
pobreza, como es precisamente el caso de “Microwd”.
“No les des el pez, pero tampoco, intentes enseñarles a pescar, eso ya
lo saben hacer. Lo que necesitan es financiación para comprar cañas de pescar”.
La frase anterior es el punto de partida o quiebre de Microwd. Esta idea
de poder ganar dinero al tiempo que se ayuda a las personas que más problemas
tienen, es más que interesante, en la parte final les dejo el link para que
puedan entender mejor la propuesta y como la vienen desarrollando. Alguna de
estas actividades puede ser tan rentable para los inversores cómo la propia
bolsa norteamericana. Es más, los estudios existentes hablan de rentabilidades
en el rango del 7% anual, es decir, al mismo nivel que la rentabilidad
histórica de la bolsa en los Estados Unidos. En otras palabras, obtienes
beneficios y al mismo tiempo ayudas a un montón de personas a escapar de la
pobreza, y así de la trampa de la pobreza se pasa a la espiral del crecimiento.
Suena bien, esta es la nueva corriente que puede cambiar el mundo y lograr que
la pobreza sea cosa de museos, claro hay que profundizar más con otros estudios
de mayor complejidad, pero esa iniciativa ya se viene desarrollando en Perú.
Ahora la pregunta para ustedes es: ¿Sí creen que esta forma de erradicar
la pobreza tendrá mejores resultados que los de ahora, o tendrían otra
propuesta?
Fuentes:
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